Tuvieron una hija, Ana María de Álava y Guevara.
[2] Aunque en un escalón más abajo respecto a la nobleza de nacimiento, Mariana y otras señoras como María de Lazcano y Sarría tuvieron una importante presencia en la corte española de Felipe III en la Valladolid del siglo XVII, ciudad a la que Mariana se trasladó desde Guipúzcoa tras su matrimonio.
[4][5]Su fuerte carácter y su desahogada situación económica (poseía un enorme patrimonio) permitieron que viviera sin sobresaltos y de forma independiente hasta su fallecimiento, más de veinte años después del de su marido.
Probablemente, la actividad que le proporcionó más reconocimiento y aceptación social fue su promoción de las artes y muy especialmente, de la construcción.
Su marido tuvo la intención de edificar en esta ciudad un palacio con capilla con panteón familiar y monasterio adjunto.