Margaritifera auricularia
[7] Se trata de una especie longeva que puede vivir entre sesenta y cien años.[3] No se conoce la edad de madurez sexual, pero los adultos son fértiles hasta su muerte.[3][6][11] Se considera prácticamente extinta en el resto de Europa y nunca ha sido citada en afluentes del Ebro.[3][4] Se ha podido confirmar su antigua presencia en otros ríos ibéricos, como Duero, Tajo y Guadalquivir, gracias al descubrimiento de conchas en ocho yacimientos arqueológicos datados entre el año 5000 a. C. y el año 400 a. C.[12][11] Se inclina por zonas de río con gravas asentadas con cierta corriente separadas del flujo principal de agua y con altos contenidos en ion calcio, y su reproducción depende de un pez, el pez fraile (Salaria fluviatilis), que actúa como hospedador de sus gloquidios, por lo que M. auricularia es más abundante si también el pez habita la misma zona del río.[4][6][8] En cuanto a las especies exóticas, M. auricularia es sensible a la presencia del mejillón cebra (Dreissena polymorpha) y de la almeja asiática (Corbicula fluminea);[5] de manera indirecta, las especies de peces introducidas en la cuenca del Ebro que depredan sobre el pez fraile, como el siluro (Silurus glanis), el pez gato (Ameiurus melas), la perca americana (Micropterus salmoides), el lucio (Esox lucius) y la lucioperca (Sander lucioperca), afectan al éxito reproductivo de la náyade auriculada.Su inclusión en la directiva europea propició su condición de especie estrictamente protegida en España.[22] El número tan elevado simula una puesta natural, en la que la esperanza de supervivencia es muy reducida.[5] Asimismo, se han estudiado otras especies de peces capaces de albergar los gloquidios del molusco, como por ejemplo los esturiones alóctonos Acipenser baerii y Acipenser naccarii, así como el pez Gambusia holbrooki, cuyo aprovechamiento como hospedador debería darse en cautividad, dado su carácter de pez exótico invasor en España.