La aleta dorsal, de tamaño relativamente largo, se extiende hacia atrás.
El lucio posee entre 110 y 130 pequeñas escamas a lo largo de la línea lateral.
Prefiere las orillas con chamiza y otras posibilidades de esconderse, como troncos, raíces, rocas, puentes, vegetación.
Fue introducida en los años 50 por la Administración para la pesca deportiva, y ha sido traslocado a muchos lugares de la península.
Actualmente constituye una amenaza importante para la conservación de la biodiversidad por su impacto sobre la ictiofauna autóctona, así como sobre anfibios, reptiles ligados a ecosistemas acuáticos e incluso avifauna.