Allí conoció a la que sería su mejor amiga, Virtudes González García, y su compañero Valentín Ollero Paredes.
[2] Allí coincidió en la galería de menores con Victoria Muñoz, que dormía a su lado, Adelaida Abarca Izquierdo, Ana López Gallego y Martina Barroso.
En consejo de guerra urgente y sumarísimo se sentenciaron a muerte cincuenta y seis personas, incluso algunas que, estando ya encarceladas, no habían podido tener ninguna relación ni participación en el atentado.
Al recuperar la libertad, intentó rehacer su vida en Valencia, con su hermana y su madre, que también había sido encarcelada.
Nunca renunció a sus ideales y continuó militando en el Partido Comunista de España (PCE) en la clandestinidad.