El edificio lo mandó construir la familia Durán a mediados del siglo XVIII levantado en los terrenos de la masía medieval de Can Duran o Feló, en el actual distrito de Les Corts.
Tras varios cambios de propietarios, en 1886 lo adquirió la orden de la Presentación, un grupo de religiosas dominicas francesas, que lo destinaron a asilo para "instruir y moralizar a jóvenes descarriadas" así como colegio para la instrucción católica.
Tenía una capacidad para cien reclusas superando esta cifra en diferentes momentos como en 1938 cuando llegó a ciento setenta y cuatro presas.
De las condiciones infrahumanas de la cárcel franquista de Les Corts han dejado constancia las presas políticas que tuvieron la desgracia de conocerla, como María Salvo, Isabel Vicente, Laia Berenguer, Teresa Hernández, Enriqueta Gallinat, Soledad Real, Tomasa Cuevas o Joaquina Dorado.
El edificio fue completamente derruido y en su lugar se levanta unos grandes almacenes.