María Ana de Braganza, Gran duquesa de Luxemburgo

Fue considerada por el emperador Francisco José I de Austria como una novia adecuada a su único hijo y heredero, Rodolfo, el príncipe heredero de Austria, pero no se gustaron, y ella permanecería soltera los años venideros.

Fue titulada desde su nacimiento como infanta de Portugal.

En el momento de su nacimiento, su padre había sido exiliado, y la familia vivía en calidad de invitados en el Imperio austrohúngaro.

A pesar de las circunstancias difíciles, todas las hijas de Miguel hicieron buenos matrimonios, algunos con monarcas reinantes y depuestos.

María Ana murió en el exilio en Nueva York, el 31 de junio de 1942, ya que la familia había huido por la Segunda Guerra Mundial.

María Ana con todas sus hijas, agosto de 1920.