[1] Tras la revolución de 1868 que derrocó a Isabel II, realizó propaganda activa en favor del carlismo.
Tras el convenio de Amorebieta, continuó guerreando y fue detenido nuevamente en agosto.
Consiguió huir de sus captores y volvió a refugiarse en Francia para pasar otra vez la frontera en diciembre.
Impetuoso, fanático y de un valor rayano en la temeridad, llegó a ser famoso en toda España, tanto por sus hazañas como por sus crueldades.
Sometido a un consejo de guerra por disposición del general carlista Lizárraga, que veía con indignación la conducta de Santa Cruz, fue condenado a muerte, pero se le indultó poco después.
Poco después fusiló a 23 carabineros en Endarlaza (Navarra), a los que habla prometido respetar la vida si se rendían, y siguió cometiendo toda clase de desmanes, como puede verse en la Historia contemporánea de Pirala, que es la principal fuente documental de su vida, pues los historiadores carlistas apenas lo mencionaron.