Más tarde se formó en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, donde fue discípulo de Eduardo Cano y Manuel Wssel de Guimbarda, y conectó con otros jóvenes artistas sevillanos como Sánchez Perrier, Fernando Tirado, Virgilio Mattoni, José Arpa o Rico Cejudo.
Su pintura se encaminó al paisaje y las escenas costumbristas que practicaría de forma casi exclusiva durante toda su carrera.
Colaboró como ilustrador para el semanario Blanco y Negro.
[3] Manuel García siguió siempre de cerca la obra de Emilio Sánchez Perrier, también sevillano y ocho años mayor que él.
Se conoce su relación cercana y su amistad, e incluso que compartieron desplazamientos para pintar al aire libre a la localidad de Alcalá de Guadaíra.