Manuel Antonio

Allí vivió a partir del 1914 durante los meses que duraba el curso escolar.

Sin embargo, las cuestiones políticas y literarias le atraían cada vez más, adoptando siempre una actitud radical y rebelde que se oponía frontalmente al ambiente en el que pasó la infancia.

También en el año 1918, con solo diecisiete años, envió sus primeros poemas a revistas y periódicos, y llegó a mantener una polémica con el director de la revista Suevia sobre la calidad de sus composiciones.

Sin embargo le aconsejó que siguiera escribiendo textos en prosa (sic) de contenido civil y lo animó en su interés por el movimiento agrarista.

A partir de este momento sus preocupaciones se centraron en la lucha anticaciquil, en el nacionalismo, primero, en el anarquismo, después, y en su producción literaria, que, excepto algunos pocos poemas iniciales, está escrita íntegramente en gallego.

Fue también Risco quien introdujo a Manuel Antonio en los movimientos de vanguardia en Europa y en España.

Recibía casi todas las publicaciones literarias y galleguistas del momento (A Nosa Terra, Nós, Céltiga, La Centuria, Alfar... ) e intercambia consejos y libros con sus amigos, combinando los clásicos con los autores más modernos.

Sin embargo, fue aquí donde tuvo la ocasión de participar en la II Asamblea Nacionalista (celebrada en 1921) y de conocer personalmente a los miembros más destacados del galeguismo, entre ellos a Risco, con el que había mantenido solo trato epistolar.

Se intensificó el individualismo en su obra y en su vida, y cultivaba su particular imagen externa, alejada de los convencionalismos burgueses, más cercana al pescador que al literato de cenáculo.

En la publicación del libro participaron Dieste, gestionando las cuestiones editoriales, y Maside, que lo ilustraría.

Busto de Manuel Antonio en Rianjo, su ciudad natal.