Los manuales de sexo son libros que explican cómo llevar a cabo prácticas sexuales; también suelen incluir consejos sobre control de la natalidad y, a veces, sobre sexo seguro y sobre las relaciones íntimas.
c. siglo I a. C.) era también reconocida por ser aparentemente la autora de varios manuales,[2] de los que Suetonio dice que el emperador Tiberio abasteció sus dormitorios, por si quienes allí recibían un pago por el sexo necesitaban orientación.
Fue compilado por el sabio indio Vatsiaiana en algún punto entre los siglos II y IV d. C.. Su obra se basó en las previas Kamashastras o Reglas del amor que se remontan al menos al siglo VII a. C., y consiste en un compendio de las normas sociales y costumbres amorosas del patriarcal norte de la India en la época en que vivió el autor.
Constantino el Africano también escribió un tratado médico sobre la sexualidad, conocido como Liber de coitu.
En Suecia, Det fulländade äktenskapet era ampliamente conocido, si bien se lo consideraba pornográfico e inadecuado para lectores jóvenes hasta bien entrada la década de 1960.
En español se le conoce como El matrimonio perfecto y también ha gozado de varias ediciones.
El libro del psiquiatra estadounidense David Reuben Everything You Always Wanted to Know About Sex* (*But Were Afraid to Ask) (Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo, pero nunca se atrevió a preguntar), publicado en 1969, fue uno de los primeros manuales de sexo que ingresó a la cultura mainstream en la década de 1960.
En particular, Reuben descartó las nociones médicas y psiquiátricas populares de orgasmo «vaginal» versus «clitoriano», explicando exactamente cómo funciona la fisiología femenina.
The Joy of Sex (traducido al español como El goce de amar[5]) del médico británico Alex Comfort fue el primer manual de sexo visualmente explícito en ser publicado por una editorial importante.
Libros como Real Marriage, de Mark y Grace Driscoll, alientan a los cristianos a experimentar en sus cuartos con sus cónyuges, e incluso fomentan actos que durante mucho tiempo han sido rechazados por la tradición protestante, como el sexo anal.