Su fruto es una legumbre que contiene semillas con forma de esfera achatada.
En la actualidad los lupinos se pueden consumir en forma de grano salmuerado (tal como ocurre en el Magreb, la Occitania, Portugal, Ecuador, España, Italia, Argentina y Venezuela), o bajo la forma de una sémola preparada en galletas.
El amargor es una característica dominante y por eso la semilla que se obtiene sucesivamente de variedades dulces que se fecundan sin intervención humana pierden el dulzor y dejan de ser adecuadas para los animales.
Se han encontrado compuestos tóxicos en el género, como la anagirina y la amodendrina.
Su consumo puede afectar a las madres durante la gestación provocando defectos congénitos.