Durante la dictadura militar de Pinochet estuvo exiliado en la República Democrática Alemana.
Apoyó varias investigaciones de María Angélica Illanes, estuvo cercano a varios historiadores debido a sus constantes visitas a la Biblioteca Nacional y realizó investigaciones propias, como su reconstrucción histórica del debate académico sobre la Independencia de Chile.
Colaboró con regularidad en revistas como Encuentro XXI, Alamedas y Mapocho (perteneciente a la Biblioteca Nacional).
Por lo cual recibió el reconocimiento de historiadores como Alfredo Jocelyn-Holt,[1] Luis Vitale, Gabriel Salazar y Julio Pinto.
Mientras permanecía allí se suicidó, el jueves 5 de septiembre.