En sus primeros años como actor, actúa como tenor cómico en los espectáculos de ases líricos que dirige Salvador Videgain y maestro del género chico, para luego pasar a las compañías cómicas de Loreto Prado y Enrique Chicote.
Pionero también del denominado café teatro, no debutaría en el cine hasta el año 1957.
Fue con la película El hombre que viajaba despacito, de Joaquín Luis Romero Marchent.
A partir de ese momento, se consolida como uno de los grandes actores secundarios del cine español, casi siempre en pápeles cómicos, a los que no fue ajeno su físico menudo y aire bonachón.
[2] El prestigio ganado en teatro le hace ser uno de los secundarios más requeridos del cine nacional.