Lucio Marcio Filipo (cónsul 91 a. C.)

Lucio Marcio Filipo [a]​ fue un senador y cónsul de la República romana.Cuando había peleas callejeras o disturbios, los populares culpaban a Druso.La orden de Druso se ejecutó con suma violencia, tanto es así que el cónsul empezó a sangrar por la nariz y la garganta.Como augur, declaró todas las leyes de Druso nulas, ya que se habían aprobado con auspicios desfavorables.[7]​ Tras su consulado, apoyó la medida que reclamaba el reino de Egipto para anexionarlo a la República romana, Estado que había sido legado a Roma por el rey Ptolomeo X Alejandro.Su reputación se mantuvo hasta que en la época de Augusto podemos leer de Horacio: Según Cicerón, Filipo era muy inferior a sus dos grandes contemporáneos, Marco Antonio el Orador y Lucio Licinio Craso, pero sin duda era el mejor tras ellos.Poseía una gran libertad al hablar, aderezada con dosis de brillante ingenio.