[1] El ataque bereber tuvo lugar durante un período de graves desórdenes en Egipto.
Más de tres años antes, el emperador había escrito a los monjes pidiéndoles sus oraciones, pero el monje Isidhurus escribió al emperador diciéndole que Dios le negaba un hijo por sus creencias heréticas (diofisismo).
Tras esto, envió una segunda carta a los monjes de Escete mediante el mensajero imperial Artemios.
[1] El ataque bereber cayó sobre Escete mientras Artemios se encontraba allí con su hijo Dios.
Aunque Isidhurus había muerto, los monjes pusieron la carta del emperador sobre su tumba e interpretaron que se producía una respuesta negativa a la nueva petición.
Empezaron a producirse numerosos milagros en su tumba, por lo que el emperador Teodosio, impresionado, ordernó constriuir un martyrium en su honor en Constantinopla.
Las reliquias tuvieron que ser trasladadas, una primera vez, cuando la capilla entró en estado ruinoso y, finalmente, en 1773, cuando un rico mecenas llamado Ibrahim al-Jawhari construyó para ellas una nueva iglesia en el Monasterio de San Macario el Grande, donde se siguen conservando en la actualidad.
Las incursiones bereberes no eran infrecuente en el desierto occidental de Egipto a mediados del siglo V.