Los artistas ya habían señalado desde hacia tiempo y utilizado los efectos del contraste.
Formulando algunas hipótesis, luego imaginó varios experimentos para ponerlas a prueba.
El pequeño cuadrado oscuro adyacente en la parte inferior derecha parece casi tan oscuro como la gran pieza de la izquierda, pero tiene la misma luminancia que el pequeño cuadrado del centro del gran cuadrado de la izquierda, que parece mucho más claro, ya que está en un fondo sombreado.
Ejemplo: el color complementario del naranja, un azul, añadido al rojo, le hace virar hacia los púrpuras o violetas.
[10] Si los colores yuxtapuestos son complementarios, no pudiendo ser más opuestos, su saturación o su intensidad luminosa aparente aumenta.
Si Chevreul dio una ley cuyo alcance se limita al color, es porque su método experimental le impidió dar explicaciones sobre las causas; pero señaló, como conclusión, que era una ley general: No habiendo diseñado y puesto en práctica experiencias capaces de probar este punto, esto conservaba un carácter filosófico.
Las conclusiones de Chevreul no han sido nunca impugnadas hasta la fecha, aunque relativamente pocos estudios han intentado una evaluación cuantitativa de estos fenómenos.
El libro de Chevreul, que era largo, minucioso y detallado, y que informaba de los ejemplos útiles solamente en las páginas finales, será poco leído, y será rápidamente inencontrable; pero fue, durante muchos años, un curso sobre los colores de acceso libre del que se hablará.
(Roque, 2009, p. 266-282) Los pintores retienen el tono local: el color inherente de un objeto.
Este tono local, según Chevreul, no existe en sí mismo, sino que es dependiente del color de los objetos circundantes.
El ojo tiende a llamar al color que falta, el complementario, para formar un equilibrio neutro en el cerebro.