Fue abuela de Victoria Donda Pérez, su nieta nacida en cautiverio recuperada en 2004, elegida diputada nacional en 2007.
Poco después también fue secuestrado-desaparecido su yerno Durante varios meses buscó a sus familiares sola y sin apoyo.
Victoria, que ya era una activista social, se reencontró con su abuela y familiares.
Tampoco era posible recurrir al sistema judicial, ya que los jueces argentinos rechazaban sistemáticamente los recursos de habeas corpus.
La propuesta surgió de Azucena Villaflor, luego desaparecida y asesinada por la dictadura:
Para llamar la atención las mujeres decidieron cubrirse el cabello con un pañal de tela blanco.
Mariani había sido impulsada a agruparse con otras abuelas por Lidia Pegenaute, una abogada que se desempeñaba como asesora de menores en los tribunales de La Plata, donde aquella intentaba infructuosamente encontrar alguna solución para su caso.