Clara Jurado ha relatado que en su búsqueda recurrió al auxilio del dirigente peronista Ítalo Luder quien le recriminó su participación en los grupos que reclamaban por los derechos humanos de sus familiares:
Tampoco era posible recurrir al sistema judicial, ya que los jueces argentinos rechazaban sistemáticamente los recursos de habeas corpus.
La propuesta surgió de Azucena Villaflor, luego desaparecida y asesinada por la dictadura:
Para llamar la atención las mujeres decidieron cubrirse el cabello con un pañal de tela blanco.
Mariani había sido impulsada a agruparse con otras abuelas por Lidia Pegenaute, una abogada que se desempeñaba como asesora de menores en los tribunales de La Plata, donde aquella intentaba infructuosamente encontrar alguna solución para su caso.