Ella le lleva a una reunión política en la que Verena Tarrant lanza un discurso feminista.
La frase final de la novela muestra a Verena llorando, y esas lágrimas no serán las últimas que vierta, según asegura James.
James no es explícito en este punto, en parte debido a las convenciones de la época.
Pero esta vaguedad puede actualmente enriquecer la novela debido a que crea una posible ambigüedad sobre los motivos de Olive.
James sospechaba bastante de los ganadores en la vida que se llevan en brazos a todos los santurrones, especialmente los mojigatos sexuales.
James se lamentó del severo efecto que esta novela y La princesa Casamassima (publicada el mismo año) tuvieron en sus fortunas críticas.
Vanessa Redgrave recibió el 1984 un globo de oro y una nominación al Óscar para mejor actriz.