Este taxón fue descrito originalmente en el año 1914 por el biólogo estadounidense especializado en mastozoología Ned Houister, bajo la misma combinación científica.
[3] El holotipo designado es un cráneo de un macho adulto (con sutura basal totalmente cerrada), colectado en el año 1910 por el doctor Ales Hrdlicka.
[3] Acompañó la descripción una serie de 50 cráneos colectados por el doctor Hrdlicka en diversas localidades entre Necochea y Río Negro.
[5] Si bien fue antiguamente citada para el nordeste del Chubut, se cree que los registros en esa provincia son erróneos.
[7] Posee patas cortas, provistas de fuertes uñas, ya que son empleadas para cavar su madriguera.
Esta subespecie vive en planicies, en altitudes comprendidas entre el nivel marino y sobre los 1300 m s. n. m. (en la reserva provincial La Payunia, Mendoza).
En derredor de la boca las vizcachas van acumulando ramas, pajas, rocas, toscas, bosta, huesos, alambres o cualquier objetivo que les llame la atención.
Ante el menor peligro, como respuesta a una señal acústica de alarma impartida por el centinela, todas emprenden veloz carrera hacia la cueva, donde permanecerán hasta que el riesgo haya pasado.
Pero la mayor causa de sus capturas es por la relación conflictiva que este roedor entabla con los productores agropecuarios.
Sufre de extinciones locales aún no comprendidas totalmente, inclusive en superficies bajo estricta protección, como ha ocurrido en el parque nacional Lihué Calel.
[2] Es por esta razón que científicos[19] y hasta cazadores deportivos[20] han recomendado mayor protección para este animal.