Una vez más, Hergé hace referencia a situaciones de la actualidad mundial.
Tintín recupera al loro pero se le escapa y dos individuos casi lo atropellan.
En la revolución conoce al General Alcázar, que le nombra coronel y ayudante de campo.
Tintín huye y se refugia en Nuevo Rico, donde busca resolver el enigma de los arumbayas.
Tintín vuelve a Bruselas, donde descubre que el hermano del escultor fallecido estaba haciendo talla de fetiches en serie y que los ladrones del fetiche original habían sido Ramón y Alonso.