Este no solo conocía al culto sacerdote oriental, sino que también era, a su vez, un buen conocedor de la realidad china.
Es un error pensar que todos los chinos son mentirosos, crueles, etc.»[49] Remi visitó al padre Gosset en Lovaina y conoció a dos de sus alumnos, el experto en teatro chino Arnold Tchiao Tch'eng-Tchih y su novia Susan Lin,[47] con quienes entabló una fructífera amistad.
En 1931 obtuvo una beca y viajó a Europa, donde recibió noticias de que los japoneses estaban bombardeando Shanghái.
Con el material disponible, Hergé empezó a elaborar sus primeros bocetos de ambiente oriental.
[59] La colaboración de Zhang también fue determinante para elaborar unos rótulos realistas escritos en chino con una cuidada caligrafía[46] que le había enseñado su tío abuelo Ma Xiangbo.
[nota 1] También la decoración y mobiliario del interior de las viviendas chinas están diseñados por Zhang con gran cuidado para aproximarse a la realidad.
[61] Un llamativo ejemplo es la viñeta en la que Tintín espera durante horas la llegada a su casa del profesor Fan Se-Yeng mientras contempla una pintura tradicional china colgada en la pared.
Sin embargo, la influencia de este interés documental se extiende con menor intensidad a todas las posteriores historietas del personaje.
[76] Con ocasión de ese tardío viaje, Remi pudo visitar también Macao y Hong Kong, incluidos los Nuevos Territorios.
Sin embargo, el veneno había sido previamente sustituido por agua por uno de los hijos del dragón.
Al poseer una muestra del veneno, Tintín decide regresar a Shanghái para analizar el radjaidjah y buscar una cura.
Los dos policías detienen a Tintín, pero Tchang sustituye sus credenciales y el periodista queda en libertad.
[53] Además, el artista dibuja a los diplomáticos japoneses ante la Sociedad de Naciones justificando la ocupación, tal como había ocurrido en la realidad pocos años antes.
[99] Su militante postura sorprendió a muchos; un general belga criticó al dibujante por considerar que la política de Extremo Oriente no era apropiada para los niños y la embajada japonesa protestó oficialmente ante las autoridades belgas[100] y presionó a Le Vingtième Siècle para impedir la publicación de la historieta.
Sin embargo, aunque el asunto preocupó a Hergé, la dirección del periódico no se dejó intimidar.
[101] De hecho, el álbum no se publicaría en Japón hasta muchos años después, y solo tras añadir los editores una introducción explicativa.
[118] Esa mayor humanidad del personaje queda evidenciada por otro hecho significativo: por primera y única vez podemos ver sangrar al héroe cuando un sicario de Mitsuhirato —también japonés como él— le dispara a traición haciéndose pasar por fotógrafo.
[5] Sin embargo, algún autor va más allá y considera al Tchang ficticio como la misma persona que el artista de idéntico nombre.
[134] Parece que Hergé se inspiró en varios modelos para su creación, pero entre ellos estaba, aunque fuera de forma inconsciente, su propio padre, Alexis Remi, quien tenía un hermano gemelo llamado León.
Ambos llevaban bigote, se vestían igual y decían la famosa frase «je dirais même plus!» («yo aún diría más», en la versión española).
[141] Se trata, sin duda, del contrapunto ideal al héroe,[143] y por ello reaparecerá veinte años más tarde en Stock de coque.
Los dibujos tienen el aspecto de negativos fotográficos, pues los fondos se ven en color gris claro y las figuras en negro.
Ello permite resaltar las ondas del mar y las siluetas de los árboles recortadas contra el cielo.
Para remediar la situación, y siguiendo las instrucciones que el rey Leopoldo III dio de retomar las ocupaciones normales, Remi aceptó una oferta del diario Le Soir.
[156] Puesto que su línea editorial estaba controlada por las autoridades nazis, tras la liberación todos los empleados del diario se convirtieron en sospechosos de colaboracionismo.
Esa obligada interrupción la aprovechó preparando para Casterman las versiones en color de los viejos álbumes que habían sido publicados originalmente en blanco y negro.
[161] El español Fernando Castillo opina que la historia alcanza una madurez crítica desconocida hasta entonces en las aventuras de Tintín.
[84] El escritor francés Pierre Assouline considera que Hergé sufrió una transformación durante la gestación de la historieta.
Piensa que dosificó mejor sus gags para dotar de mayor fuerza poética a la historia.
Aunque el séptimo arte no aparece mucho en las aventuras de Tintín, sí fue muy importante para Georges Remi, quien pudo asistir a su nacimiento y desarrollo.