La orden de Cluny en España

La orden de Cluny ha sido durante siglos el segundo mayor centro de poder transnacional en Europa, inferior solamente al papado.

[2]​ Tradicionalmente la Regla de san Benito establecía que cada monasterio tendría que ser independiente del resto; esto hace problemática la reforma si la disciplina decae y además dificulta el empeño monástico de mantenerse independiente de los señores feudales de su entorno, que frecuentemente resultaba en la posición del abate volviéndose sinecura de los nobles.

El contacto entre España y Cluny comienza con Sancho Garcés III de Pamplona, abuelo de Alfonso VI, quien ya envió substanciales dineros y monjes que fueron a instruirse a Cluny.

[3]​ La rival Corona de Aragón había aceptado el vasallaje al Papa durante la visita de Sancho Ramírez a Roma en 1068, lo que motivó a León a buscar fortalecer su contrapeso político en la Iglesia vía alianzas con Cluny y su esfera.

Continuó la alianza cuando, cuatro años más tarde, inició Alfonso una serie de donaciones inmobiliarias a Cluny que continuaron hasta 1081.