La orden de Cluny en Gran Bretaña

Tradicionalmente, la Regla de san Benito establecía que cada monasterio tendría que ser independiente del resto; esto hace problemática la reforma si la disciplina decae y además dificulta el empeño monástico de no caer presa de la influencia feudal local, que frecuentemente resultaba en la posición del abate volviéndose sinecura de los nobles.

Órdenes posteriores – como las de la Cartuja– nacieron ya con esta jerarquía, y los benedictinos modernos se organizan en familias con responsabilidad mutua, p. ej.

[1]​ Aquellos monasterios más grandes que células se llamaron prioratos, simbolizando su subordinación a la abadía de Cluny en Burgoña.

Puesto que la cabeza de su orden era la Abad en Cluny, todos los miembros del orden en Gran Bretaña debieron embarcarse a Francia para visitar Cluny para consultar o ser consultado, a no ser que el Abad haya electo visitar Gran Bretaña, viaje que realizó cinco veces en el siglo XIII y dos veces en el siglo XIV.

En Inglaterra, había treinta y cinco prioratos cuando Enrique VIII ordenó la disolución de los Monasterios en el siglo XVI; había además tres en Escocia, donde los poderes de Enrique no alcanzaban.

El Priorato de Dudley, fundado en el siglo XI en el homónimo poblado.