La película está ambientada en 1949, año en que gobernaba el presidente Miguel Alemán Valdés; sin embargo, debido a que fue filmada y estrenada durante la última década en que gobernó el PRI, antes de su primera derrota en elecciones nacionales, la trama se aludió más a una crítica hacia los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.
El asesinato del alcalde resulta en un escándalo político que afectaría, en primera instancia, la imagen y la carrera de Sánchez, el gobernador del Estado (la película nunca menciona de qué Estado se trata).
Ramírez decide entonces recomendar la designación de un viejo conocido suyo, Juan Vargas (Damián Alcázar) a quien considera lo bastante torpe y manipulable para no "causar problemas".
En su camino de regreso, el automóvil de Vargas se descompone en la carretera; allí encuentra accidentalmente a Robert Smith (Alex Cox), un estadounidense caucásico que acepta ayudarle; Smith mira debajo del capó, conecta fácilmente un cable y luego pide a Vargas cientos de dólares como pago.
Cuando Vargas se ha convertido así en el ejecutivo, el legislativo y el poder judicial de la aldea, todo en una sola persona, pronto se vuelve corrupto: primero, acepta los sobornos de doña Lupe (que se extiende a hacer visitas gratuitas a las meretrices del burdel); luego, pasa a extorsionar al dueño de la tienda local y después a todos los aldeanos, multándoles incluso por las infracciones más pequeñas.
Al ser interrogado por los vecinos, Vargas declara que está financiando un nuevo proyecto para llevar electricidad al pueblo con la ayuda de un ingeniero estadounidense (es en realidad Robert Smith, quien llega a San Pedro queriendo su dinero), una farsa que es obvia cuando solo se levanta un poste de luz; aun así, los aldeanos no se dan cuenta de esto, excepto el médico Morales.
Ante la presión, Vargas vuelve a su casa para buscar los fondos, pero allí descubre que Gloria ha huido con Smith llevándose todo el dinero.
Al final de la película Vargas aparece en elegante traje dando un discurso sobre la democracia y el progreso en el Congreso de la Unión, infiriendo que ganó un escaño como "recompensa" por matar a López.
Como epílogo, se muestra que Vargas, en represalia personal envió a Ramírez al mismo vertedero donde él estuvo y a un nuevo alcalde interino que llega a San Pedro de los Saguaros, y es recibido por Carlos Pek, exactamente de la misma manera que lo hizo Vargas al principio.