El anciano es aparentemente inofensivo e ignorante, pero muestra una fascinación inquietante por un grabado en un raro libro viejo, Regnum Congo, y le confiesa al narrador que le producía hambre de «víveres que no podía criar ni comprar», presumiblemente carne humana.
El narrador levanta la vista y ve una mancha roja extendida en el techo; esto desmiente la declaración del anciano.
El análisis de Lovecraft sobre las raíces psicológicas del horror de Nueva Inglaterra, se repite en su discusión sobre Nathaniel Hawthorne en el ensayo El horror sobrenatural en la literatura.
El crítico Jason Eckhardt sugirió que el dialecto que usa el hombre anormalmente anciano en la historia, deriva de uno usado en Biglow Papers de James Russell Lowell.
[7] Colin Wilson llamó a la historia «un boceto casi convincente de sadismo».