La fuga de Mr. Monde

Monde sufre el peso de su trabajo, lo oprime un vago sentimiento de vergüenza y anhela dar el paso que no se atrevió a dar a los 18 años: simplemente alejarse y dejar su vida atrás.Retira 300.000 francos de su cuenta y viaja en tren a Marsella.Monde busca esa medianía y ese aburrimiento que le permite vivir plenamente el presente.En el restaurante "Mónico", donde ella trabaja como animadora, él consigue un trabajo como gerente, donde su labor consiste principalmente en vigilar a los huéspedes y al personal a través de una mirilla.Tan repentinamente como dejó su vida en París hace tres meses, ahora regresa.No da explicaciones y, a primera vista, nada parece haber cambiado.Pero lo que ha cambiado es Monsieur Monde, cuya vida ya no está oscurecida por las sombras.Se encuentra con la mirada de todos sin vergüenza ni timidez, con profunda calma y compostura fría.En los meses siguientes, consternado, Simenon centró toda su atención en escribir sus memorias, que luego fueron publicadas en forma revisada como novela: Pedigree.Mundo", fue interpretado por muchos críticos como un hombre común y corriente francés.[7]​ Según Franz Schuh, Monsieur Monde no quiere ser “dueño del mundo”, sino que anhela la vulgaridad y un nombre mediocre.La compasión por su primera esposa le muestra que no se puede dejar de lado el pasado.Sólo después de haberse mirado directamente a los ojos podrá aceptar sus limitaciones e insuficiencias y soportarlas con tranquilidad en el futuro.