La Protesta (1923-1926)

Sinceridad.» Fue promovido, entre otros, por monseñor Pedro Lisbona Alonso, subdirector de El Correo Catalán y enemigo declarado del separatismo.

[6]​ Rico Ariza, que empleaba el seudónimo El Capitán Justicia, padecería amenazas constantes,[7]​ y sus campañas tendrían resonancia nacional.

[8]​ Domingo Farell accedió después a la dirección del semanario, siendo sucedido más tarde por Melchor Ferrer.

Al año siguiente, una maniobra de Martínez Anido dejó los Sindicatos Libres totalmente a sus órdenes.

[12]​ Cuando el gobierno descubrió el complot, se realizaron algunas detenciones, entre ellas la de Roca Caball,[11]​ y el semanario La Protesta fue clausurado por el régimen.