Sinceridad.» Fue promovido, entre otros, por monseñor Pedro Lisbona Alonso, subdirector de El Correo Catalán y enemigo declarado del separatismo.
[6] Rico Ariza, que empleaba el seudónimo El Capitán Justicia, padecería amenazas constantes,[7] y sus campañas tendrían resonancia nacional.
[8] Domingo Farell accedió después a la dirección del semanario, siendo sucedido más tarde por Melchor Ferrer.
Al año siguiente, una maniobra de Martínez Anido dejó los Sindicatos Libres totalmente a sus órdenes.
[12] Cuando el gobierno descubrió el complot, se realizaron algunas detenciones, entre ellas la de Roca Caball,[11] y el semanario La Protesta fue clausurado por el régimen.