Se sitúa entre Don Benito, Villanueva de la Serena y Magacela.
Existen tres teorías acerca del nombre de La Haba: La palabra se castellanizó y pasó ser «haba» que procede de la palabra latina «faba».
La misma excavación mencionada nos proporciona más datos sobre un asentamiento prolongado entre los siglos V y VII d. C. Aparecen estructuras domésticas, funerarias y de producción, como un horno de cocción cerámica.
En los primeros años de la década de los 30 del siglo XIII las fuerzas cristianas reunidas bajo el mando del rey castellano-leonés Fernando III conquistaban definitivamente Magacela y en los años venideros asegurarían los territorios limítrofes.
Para seguir el rastro a La Haba hemos de conocer cuándo aparece en escena Villanueva de La Serena, que era conocida como Aldeanueva en el siglo XIV.
Aldeanueva cambiará de nombre en varias ocasiones hasta conseguir el nombre que hoy tiene, si bien lo que realmente nos interesa es saber que en el año 1504 las competencias de civiles y eclesiásticas gubernativas y judiciales pasan a ella desde Magacela al crear los Reyes Católicos, la figura del gobernador del partido de La Serena y trasladar el priorato.
Esto nos permite conocer más datos sobre el devenir, las costumbres y la vida desarrollados en la misma.
Las fachadas están encaladas, se renuevan todos los años y tienen elementos de granito en algunas portadas.
Son emblemas de títulos que ostentaron los ilustres vecinos en el siglo XVII y XVIII.
A ambos lados se sitúan la Sacristía y la Capilla del Sagrario, configurando los incipientes brazos de la cruz.
Al exterior destacan unos poderosos contrafuertes y algunas ventanas de medio punto, todo en sillería.
En la fachada frontal, que no ostenta portada por hallarse cegada la originaria, se encastra una torre cuadrada de sillares, con ventanas de medio punto a las cuatro caras en el cuerpo superior.
Se encuentra rodeada por un cerco, ligeramente trapezoidal, al recinto se entra a través de dos puertas situadas ambas en el lado oeste de dicho cerco, siendo la más antigua la que se encuentra en la parte izquierda, que conserva su estructura de cantería.
El templo está constituido por cuerpo, capilla, camarín posterior y soportales, diferenciándose estas partes desde el exterior por ser una superposición de distintos volúmenes a diferentes alturas.
En su interior cabe destacar una reliquia romana que encontramos situada tras la puerta situada en la cara norte del templo, es una pila del agua de purificarse, hecha vaciando un pedestal romano de granito.
Otro edificio a tener en cuenta es el convento, fundado y edificado por los condes Campos de Orellana como asilo-hogar para los ancianos.
Hoy en día por el desuso en que entran las bestias esta feria solo se celebra en los días 18, 19 y 20 de marzo y ha dejado de cumplir su finalidad, sirviendo simplemente de esparcimiento a la población y a todos aquellos que nos visitan por estos días.
En toda Extremadura se celebra este día y en cada pueblo tienen su lugar para ello.
Por otro lado, mencionar que como muchas otras poblaciones extremeñas, esta quedó muy despoblada por la emigración y muchos de estos emigrantes regresan por estas fechas, por ello además se convierten estas fiestas en punto de encuentro para familiares y amigos, lo que hace que resulten unas fiestas entrañables.
La semana anterior a La Velá se realiza una semana cultural, que se está convirtiendo en tradicional, donde hay festejos y celebraciones para niños y mayores, con distintas actividades, como la fiesta del emigrante o la ruta cicloturística por la localidad que son dos de las actividades que están arraigando con más fuerza entre la población y tienen una participación masiva, sin menospreciar otras actividades también muy concurridas como rotura de pucheros, diferentes competiciones (natación, fútbol sala,...) y otros espectáculos (cine de verano, teatro, bailes, cante...)