La Ametlla

Se encuentra a 35 kilómetros al noreste de Barcelona.

En el municipio también se han desarrollado algunos pequeños núcleos industriales en Montguit y Mas Dorca.

La primera referencia es una nota del presbítero mossèn Josep Mas, donde dice que en el año 903, Emma (880?-942?

Otro documento, correspondiente al Concilio de Barcelona del año 906, confirma el documento anterior, firmado por el arzobispo de Narbona, y dice textualmente: "In pago autem Vallensi Parrochiam Sancti Genessi in villa quae dicitur Amigdala".

Se puede creer con bastante certeza que la parroquia ya existía, pues, en el siglo IX.

Tampoco hay mucha documentación por lo que se refiere al siglo XIV.

También es en este siglo cuando se hallan las primeras referencias a la Verge de Puig-Graciós.

Cabe destacar un elevado número de muertes violentas (en el año 1580 hubo 5) durante todo el siglo en La Ametlla, considerando que la población nunca rebasó los 200 habitantes.

El mejor ejemplo fue la fiesta que hubo en 1610, que es a partir de cuando en La Ametlla existen dos patrones: Sant Genís de Roma (comediante) y Sant Genís d'Arlés (notario), cuya reliquia aún se conserva.

En 1640 se produjo en Cataluña la Guerra de los Segadores, que enfrentó a las instituciones catalanas al centralismo español.

Otra buena muestra de esta bonanza se fecha en 1679, cuando se decide construir una nueva iglesia, siendo rector de la parroquia Mosén Joan Santmartí, llegado a La Ametlla en 1670.

Pero llegó la Guerra de Sucesión (1700-14), que tuvo grandes consecuencias políticas y económicas.

Los cargos del Consejo eran decididos por el Corregidor de Mataró, y solían ser personas afines a las nuevas autoridades.

A partir del 1730, la parroquia pasó a administrar sus propios ingresos y entre 1701 y 1711 se edificó el Santuario de Puig-Graciós, donde se instaló la imagen mariana que hasta entonces estaba en la parroquia de Montmany.

La iglesia fue convertida en el centro de distribución del Sindicato Agrícola que funcionó durante la época.

Para intentar solucionar los problemas de agua, se construyeron minas e, incluso, un pantano, iniciativas todas de escaso éxito debido a la orografía y que podemos encontrar en la zona del Pla del Verder.

Muchos de estos primitivos veraneantes han fijado actualmente su residencia en La Ametlla.

La almendra (ametlla en catalán) es un símbolo parlante y la cruz y las cuatro barras hacen referencia al hecho de que el pueblo fue «calle de Barcelona».