La ruina de la misma y la poca afección por la agricultura lo hizo entrar a trabajar en Barcelona de aprendiz en una empresa textil.
Abandonó La Ametlla, malvendió la casa y no volvió hasta la década de 1930, cuando compró una pequeña vivienda para pasar temporadas entre sus viajes.
[5] Como periodista, empezó a colaborar desde 1904 en varias revistas, como por ejemplo La Tralla, El Poble Català e Iberia,[4] de la que fue redactor jefe.
También colaboraría con La Veu de Catalunya, El Día Gráfico,[n. 2] La Publicidad,[7] Mirador y El Sol.
Fue corresponsal en París, Ginebra y Berlín,[8] donde vivió y narró para el diario madrileño Ahora el desarrollo del nazismo a comienzos de la década de 1930.