La palabra es de origen árabe, y tiene el mismo étimo que alcohol.
Además, al oscurecer los párpados se protegían los ojos de la luz del sol.
Las madres aplicaban kohl en los ojos de sus hijos recién nacidos "para fortalecerlos".
[cita requerida] Esta pintura de ojos (más tarde llamada Kohl por los árabes) era extensamente aplicada por los pobladores del Antiguo Egipto.
Las mujeres etíopes y somalíes se aplican kohl con fines cosméticos, para limpiar y proteger los ojos de los efectos del sol,[2][3] así como para protegerse de los malos espíritus.
Los hombres del Punjab se lo ponen alrededor de los ojos en ocasiones sociales o religiosas especiales.
Este es aplicado generalmente por la cuñada o la madre del hombre en cuestión.
Una década más tarde, un estudio de kohl fabricado en Egipto y la India, se encontró que un tercio de las muestras estudiadas contenían plomo, mientras que los dos tercios restantes contenían carbono amorfo, zinc, cuprita, goetita, silicio, talco, hematita, minio y otros componentes orgánicos.
Las complicaciones de la intoxicación por plomo incluyen: anemia, retraso del crecimiento, bajo coeficiente intelectual, convulsiones y, en casos graves, la muerte.
Los consumidores deben verificar antes de su uso, que los productos cosméticos no contienen plomo.