[2] Tuvo varios cargos eclesiásticos y en ámbito de la corte.
[2] Por orden de Felipe II, visitó la Universidad de Salamanca en 1593 y, reunido en claustro, se aprobaron unos importantes estatutos para el centro, en igualdad a los de Diego Covarrubias, aprobados por el rey el año siguiente.
[2] Como miembro del consejo, presentó al rey un memorial que había redactado y acordado previamente con el marqués de Denia, que informaba de los nombramientos basados en el nepotismo de Pedro Portocarrero en el tribunal eclesiástico, haciendo caso omiso a las directrices del difunto Felipe II.
[4] Sobre los nombramientos, creía conveniente que el inquisidor general los consultara con el monarca y luego se comunicara al consejo los que le parecieran más convenientes, situándose así la actuación de la máxima autoridad del Santo Oficio bajo control.
[2] Según Llorente, en este periodo hubo 16 procesos, con unas 688 víctimas.