Juan de Horozco y Covarrubias

Desde 1594 fue obispo de Agrigento (Sicilia), lo que aprovechó para traducir sus emblemas al latín y publicarlos allí mandando crear allí por primera vez una imprenta (Emblemata Moralia Libri III, ex hispana lingua latino carmine redditi, a Sebastiano Bagolino, Agrigenti, 1601).

Su labor fue muy fructífera: reconstruyó la catedral desmoronada años antes, fundó un seminario según los dictados del Concilio de Trento, trajo a los Jesuitas a la diócesis y mantuvo buenas relaciones con sus amigos carmelitas, de manera que, al aprovechar el paso accidental del padre Jerónimo Gracián que había sido director espiritual de Santa Teresa– por Sicilia, fundara un convento de Carmelitas del que le hizo cabeza.

Esto le causó envidias y, tras resolver en Roma las acusaciones que contra él se habían formulado, de que dio cuenta Ángel González Palencia,[1]​ y que se complementan con los descubrimientos recientes de Rafael Zafra,[2]​ fue nombrado obispo de Guadix.

Horozco no se muestra original ni era su intención: es esencialmente un imitador que recopila datos y procura adaptarlos con el fin de obtener "algunas reglas y avisos morales para el común aprovechamiento de todos".

Sus consejos y advertencias tratan sobre cómo salvar el alma, de manera didáctica.

[3]​ En cuanto a sus demás obras, se han perdido dos que Nicolás Antonio no alcanzó a ver: Origen y principio de las letras, Arte de la memoria y, según Zafra, Empresas Sacras (Agrigento ¿1597?

Los Emblemas morales de Juan de Horozco y Covarrubias.
Catedral de San Gerlando en Agrigento
Vista de la Catedral de la Encarnación , en la ciudad de Guadix.