En 1344 tomó parte con sus ejércitos cristianos junto a los del rey Luis I de Hungría en una cruzada contra los lituanos paganos, tratando de subyugarlos y convertirlos al Cristianismo.
El oftalmólogo e historiador J. J. Noguera Paláu sostiene que "el rey Juan fue perdiendo visión como consecuencia de unas cataratas, y abrumado por esta enfermedad ocular decidió consultar con los médicos más afamados de la época.
Otro fue un médico árabe quien, conociendo el triste desenlace de su anterior colega, exigió la firma de un documento con el cual, en cualquier caso, se le permitiera regresar a su país; tampoco pudo hacer nada para mejorar la vista del rey pero, por lo menos, siguió vivo.
"[3] "Guy de Chauliac, quizá aplicándose a sí mismo los consejos que había escrito sobre el proceder de todo cirujano (1), decidió no operar las cataratas del rey de Bohemia –las operaba por depresión–; escribió un opúsculo con una serie consejos para los pacientes con cataratas y se lo ofreció al monarca, quien no quedó satisfecho con su contenido ni con la atención recibida del médico francés."
Cansado de repartir mandobles al aire con su espada, Juan ordenó acometer al enemigo y junto con sus caballeros avanzó y fue tan lejos que nunca más se les volvió a ver.