Juan de Acuña Enríquez

Ejecutado esto, la Comunidad confió la estratégica fortificación a Gaspar de Villadiego.

No obstante, este suceso, que causó una gran conmoción en Castilla, fue denunciado por el conde, que el día 9 de septiembre elevó al rey una doble petición, por la cual solicitaba la inhibición de los fiscales reales en su pleito contra Dueñas y demandaba la necesaria orden real para que la villa se redujese a su obediencia.

[6]​ En 1506, un escrito de su hermano Pedro solicita a la reina Juana el permiso para administrar la hacienda del conde, puesto que «es furioso y mentecato [y] tiene defectos de juicio natural».

[7]​ Para apoyar su pretensión, menciona algunas incidencias: era agresivo y había que encerrarlo, sin armas a su alcance o con vigilancia, para evitar que hiciese daño a las personas, no podía llevarse la comida a la boca, había dicho que era moro y que se comunicaba con poderes sobrenaturales, una vez se tiró a un pozo sin agua y no quería salir porque decía encontrarse como en el mismísimo paraíso terrenal, entre otras.

El pleito para arrebatarle la administración de los bienes al conde, supuestamente inhabilitado por su estado mental, llegó hasta el reinado de Carlos I.