Juan Ribalta

Hijo de Francisco Ribalta con quien se formó y colaboró en algunas de sus empresas, compartió algo de su estilo, por lo que sus obras con frecuencia se han confundido, aunque ya Antonio Palomino advertía que «la manera del padre fue más definida; y la del hijo algo más suelta, y golpeada».

Siendo muy niño su familia se trasladó a Valencia donde al poco de llegar, en 1601, falleció su madre, Inés Pelayo.

El síndico, queriendo demostrar la solvencia económica del padre, quiso saber también si no era cierto que Juan «trabaja y pinta muy hábil y diestramente, ganando muchos ducados para su padre», lo que éste negó, afirmando que había gastado mucho en su educación y que sólo ahora empezaba a saber pintar, además de que quería hacerlo para sí mismo, estando próximo a casarse, lo que hizo en efecto en abril de ese año, contrayendo matrimonio con Mariana Roca de la Serna, viuda de un doctor en medicina y con una posición social aventajada, poniendo con todo ello de manifiesto las aspiraciones sociales del pintor.

[4]​ En 1618 firmó y fechó el San Jerónimo en su estudio del Museo Nacional de Arte de Cataluña, obra clave para fijar su estilo en la que, aún tomando como modelo el conocido grabado de Durero, la figura del santo responde a un tipo muy personal y casi vulgar en su crudo naturalismo.

[8]​ A este momento han de pertenecer los cuatro evangelistas emparejados en dos lienzos del Museo del Prado, atribuidos en alguna ocasión al padre, y el monumental San Juan Evangelista, firmado, del mismo museo, cuyo fuerte acento tenebrista podría ponerse en relación con las últimas obras paternas.

Preparativos para la crucifixión , óleo sobre lienzo, 310 x 237, Museo de Bellas Artes de Valencia . Firmado por Juan Ribalta en 1615, a los dieciocho años.
Adoración de los pastores , óleo sobre cobre, 15 x 29 cm. Museo de Bellas Artes de Bilbao . Pintada al reverso de una plancha de cobre con exquisita y precisa factura de miniaturista y alegre colorido de raíz veneciana bassanesca .