Se trasladó a Buenos Aires, capital de la Argentina en 1900, junto a otras futuras personalidades relevantes del ámbito político y social de Tucumán, como el futuro gobernador radical Miguel Mario Campero.
También se desempeñó en la docencia universitaria, siendo reconocido por su entrega y dedicación a sus alumnos.
Su prestigio lo lleva a ser designado vicerrector de la Universidad Nacional de Tucumán y en 1917, como vicepresidente del Banco del Tucumán.
Desde ese cargo impulsó el nuevo código de procedimiento en materia laboral, supervisó las obras del nuevo Palacio de Tribunales diseñado por el arquitecto Francisco Squirru.
[2] Miembro prominente de la denominada Generación del centenario, fue un notable traductor de poesía inglesa y un estudioso del folklore del norte argentino, por lo que apoyó junto a Ernesto Padilla, las investigaciones de Alfonso Carrizo.