Los principados íberos y armenios que no habían sido absorbidos en el territorio imperial, se convirtieron en súbditos bizantinos.
[2][3] Junto con Juan Curcuas, surgieron personajes que destacaron dentro de la política bizantina, como su homónimo abuelo, quien había sido comandante del selecto tagma de hikanatoi durante el reinado de Basilio I (867-886), su hermano Teófilo Curcuas, que descolló como general, su propio hijo, Romano Curcuas, y su sobrino nieto, Juan Tzimisces, que reinó como emperador entre 969 y 976.
[4] Poco se sabe sobre los primeros años de Juan Curcuas, salvo que nació en Docea (más tarde nombrada Tokat), en la región de Dárbidos, parte del Thema Armeniaco, y que su padre era funcionario del palacio imperial.
[9] Según la crónica de Teófanes Continuatus, mantuvo ese puesto durante veintidós años y siete meses.
[10][11] Durante los primeros años del mandato de Curcuas, los bizantinos estuvieron ocupados principalmente en las guerras en los Balcanes contra el Primer Imperio búlgaro.
[13] Cumplió rápidamente este cometido, y su hermano, Teófilo Curcuas, sustituyó a Boilas como gobernador de Caldia.
[23] Curcuas marchó sobre Melitene (más tarde llamada Malatya), entonces capital de un emirato que hacía mucho tiempo era especialmente molesto para los bizantinos.
[27][28][30] En 930, Melias atacó nuevamente Samósata, pero sufrió una seria derrota, y como consecuencia, fueron hechos prisioneros varios de sus principales oficiales, entre los cuales se contaba su propio hijo.
[30] Ese mismo año, Curcuas y su hermano Teófilo cercaron Teodosiópolis (posteriormente denominada Erzurum), capital del emirato de Kalikala.
Sin embargo, sostener el control tanto en Teodosiópolis como en Melitene resultó bastante difícil y la población permaneció inquieta.
En 939, una revuelta popular expulsó a los bizantinos de Teodosiópolis, y Curcuas solamente pudo someterla 949, incorporándola al Imperio.
Asimismo, logró expulsar a la población musulmana de la ciudad, la cual fue reemplazada por colonos griegos y armenios.
[32][33][34] Luego de la muerte del emir Abu Hafs en 928, Melitene se rebeló contra los bizantinos.
[21] Los demás estados musulmanes no se quedaron de brazos cruzados: en marzo, lanzaron tres incursiones sucesivas en Asia Menor, capitaneadas por el comandante abásida Mu'nis al-Jadim (Munis al-Muzafar).
[37] En 933, Curcuas retomó los ataques contra Melitene, y Mu'nis al-Jadim envió tropas para socorrer a la ciudad asediada.
[21][37][38] Melitene pudo ser incorporada al Imperio bizantino y la mayor parte de su fértil tierra se transformó en propiedad imperial (kouratoreia).
[45] A pesar del hecho de que oficialmente había paz con el califato, continuaron registrándose refriegas aisladas entre los bizantinos y los gobernantes musulmanes regionales, apoyados ya por los hamdánidas.
Se formó una improvisada escuadra de viejos barcos armados con fuego griego, puestos bajo el mando del protovestiarios Teófanes, quien derrotó a la flota enemiga el 11 de junio y los obligó a abandonar su avance hacia la ciudad.
[53] Cuando llegó, cayó sobre los desprevenidos rus, que se habían dispersado para saquear el campo, e hizo una gran carnicería.
[49] A pesar de un breve contraataque que Suml lanzó desde Tarso, Curcuas emprendió una nueva invasión en otoño.
[57][59] Curcuas atacó Edesa desde 942 y devastó los campos cercanos a la ciudad, tal como había hecho en Melitene.
[57][58] Curcuas concluyó la campaña saqueando Macedonópolis (posteriormente denominada Birecik) y Germanicia (luego Kahramanmaraş).
[61] Los dos hijos mayores del monarca, los coemperadores Esteban y Constantino, celosos de Curcuas, habían intentado desacreditarlo en el pasado, aunque sin éxito.
[62][65] Su reemplazo, un tal Panterio, fue casi inmediatamente derrotado por Sayf al-Dawla en diciembre, mientras se encontraba en campaña cerca de Alepo.
[57][62][66] Aparentemente, Curcuas volvió rápidamente a contar con el favor imperial, lo cual se deduce del hecho que Constantino le otorgó dinero para reparar su palacio, dañado por un terremoto.
[68] Se considera que Juan Curcuas fue uno de los jefes militares más brillantes del Imperio bizantino.