Romano I

Romano era el hijo de un campesino armenio[1]​[2]​ llamado Teofilacto Asbastaktos (el insoportable), que como soldado, había rescatado al emperador Basilio I del enemigo en la batalla de Tephrike, y recompensado por ello con un puesto en la Guardia Imperial.

Aunque no recibiera ninguna educación refinada (de lo cual más tarde se burlaría su yerno Constantino VII), Romano avanzó en las filas del ejército durante el reinado del emperador León VI el Sabio, que también era de orígenes armenios.

En mayo de 919, casó a su hija Elena Lecapeno con Constantino, por lo cual fue proclamado basileopátor ("el padre del Emperador").

En los siguientes años Romano I coronó a sus propios hijos como coemperadores: Cristóbal en 921, Esteban y Constantino en 924, aunque, por el momento, Constantino VII fuera considerado como primero en la fila de sucesión después del mismo Romano I.

Por consiguiente, los cuatro primeros años del reinado de Romano I estuvieron caracterizados por la guerra contra Bulgaria.

En 924, cuando Simeón había bloqueado nuevamente la capital por tierra, Romano logró la apertura de negociaciones con los búlgaros.

Con este motivo, Cristóbal recibió la preferencia en la línea de sucesión sobre su cuñado Constantino VII, lo cual le causó resentimiento a Constantino VII hacia los Lecapeno, los búlgaros, y los matrimonios imperiales a forasteros (como está documentado en su libro De Administrando Imperio).

Aunque el Imperio tácitamente apoyó una rebelión serbia contra Bulgaria en 931, y los búlgaros permitieron que incursiones magiares cruzaran su territorio hacia las posesiones bizantinas, Bizancio y Bulgaria permanecieron en paz entre sí durante 40 años.

Tras haber superado esta crisis, Curcuas era libre de volver a la frontera oriental del Imperio.

En 933 Romano aprovechó una vacante en el trono patriarcal para designar patriarca a su joven hijo Teofilacto de Constantinopla.

En Constantinopla, construyó su palacio en un lugar llamado Myrelaion, cerca del mar de Mármara.

En el manual De Administrando Imperio, escrito por Constantino VII para su hijo y sucesor, Romano II, él dice algunas palabras tardías sobre su suegro: "el señor Romano el Emperador era un idiota y un hombre iletrado, nunca criado a la alta manera imperial, ni siguiendo los principios de las costumbres romanas, ni descendiente de emperadores o nobles, y por lo tanto el más grosero y autoritario en hacer la mayor parte de cosas... para sus creencias era grosero, obstinado, ignorante de lo que está bien, e indispuesto a adherirse a lo que es correcto y apropiado".