Juan Bautista Loza
[3] Las fuerzas armadas, sobre todo el Ejército Argentino, atravesaban una profunda división entre dos bandos diferenciados entre «Azules» y «Colorados».El bando “azul” pretendía que las fuerzas armadas se limitaran a sus responsabilidades profesionales, y en cierto modo buscaban descomprimir la profunda crisis en la que se encontraba inmerso el país por medio de un diálogo con el sector civil, incluyendo a unos pocos de tendencia peronista.Poggi, Carreras y Rauch pasaron a situación de retiro bajo la promesa de que se nombraran nuevos jefes que no hayan estado implicados en la disputa.Dicha situación zanjaría aún más las diferencias entre las facciones que ya estaban enfrentadas dentro de las Fuerzas Armadas.Señaló en uno de sus discursos que el Ejército "no puede embanderarse con ningún sector político" y manifestó su rechazo a las dictaduras "de derecha o de izquierda, militares o civiles", al tiempo que mostró su predisposición a que hubiera lo más pronto posible una salida electoral.[3] En apariencia, el levantamiento se justificaba en una cuestión reglamentaria, porque Loza no cumplió con una antigua tradición del Ejército al asumir la comandancia y no transferido al oficial superior más antiguo en actividad, en este caso, Federico Toranzo Montero.Sin embargo, esto fue solo un pretexto para sacar del medio a Loza por afectar los intereses «colorado», estos consideraban que el general de brigada Juan B. Loza quebrantó los principios de la Revolución Libertadora, mostrándose abierto al diálogo con los peronistas.Las tropas del Ejército en Córdoba adhirieron a Toranzo Montero mientras que la Marina y la Aeronáutica permanecieron ajenas al conflicto.Juan Bautista Loza se desempeñó como presidente del Círculo Militar durante el período 1968-1970.