Juan Carlos Lorio

La decisión del presidente tomó por sorpresa a Lorio e inmediatamente pide por todos los medios conversar con Pedro Aramburu, sin embargo recibió como toda respuesta: «el presidente duerme».Los azules estaban de acuerdo con permitir un acceso limitado a algunos dirigentes peronistas, con el fin de lograr la normalización institucional y al mismo tiempo combatir a los grupos de extrema izquierda; los colorados, por su parte, asimilaban el movimiento peronista al comunismo, y abogaban por erradicarlo completamente.Los azules pretendían que los militares hicieran poca injerencia en la política del país y se dedicaran profesionalizar las fuerzas armadas, mientras que los colorados pretendían un control estricto de la vida política por parte de las fuerzas armadas.Allí se estableció que los jefes de la guarnición de Campo de Mayo elevaría una nota por la cual pedirían las renuncias de los jefes colorados Lorio y Labayrú, puesto a que sus reincorporaciones al servicio activo violaban terminantemente los estatutos y leyes militares, puesto a que el pase a retiro es «definitivo e irreversible».[3]​ Hacia el 22 de septiembre los «colorados» estaban acorralados, y la Fuerza Aérea Argentina, comandada por el brigadier general Cayo Alsina se plegó a favor de los «azules» y comenzó a bombardear las posiciones «coloradas».[3]​ El 23 de septiembre por la tarde los «colorados» liderados por Lorio se rindieron ante los «azules» comandados por Juan Carlos Onganía, quien fue investido como nuevo comandante en jefe del Ejército Argentino.Este enfrentamiento generó algunos combates esporádicos con muertos y heridos.Pero el principal resultado fue la purga de oficiales y suboficiales «colorados» una vez finalizada esta lucha intestina dentro del Ejército Argentino.