Juan Antonio Zelaya

En esta época se vivió el Fuego Grande de 1764, una tragedia de grandes proporciones en la que Zelaya se destacó en sus esfuerzos por mitigarla lo antes y mejor posible, llegando a acoger a familias en su casa.

La sublevación se produjo motivada por una serie de factores —la sequía, los terremotos, los bajos salarios, las deudas...— que, unidos a las irregularidades de las autoridades, provocaron una revolución mestiza contra los españoles.

El 1 de septiembre de 1766 Zelaya entró en Quito pacíficamente como presidente de la Audiencia, gobernador interino y capitán general, junto con los españoles expulsados un año antes.

Fue nombrado Presidente de la Audiencia, cargo que desempeñó interinamente (A.G.1.

Durante este período ejerció sus responsabilidades en calidad de Duque de Quito como comandante general militar y político de dicha provincia, y así lo dice en latín en el cuadro en que se destaca su trayectoria profesional; obra con aportaciones artísticas al uso en la época, en las que se narra simbólicamente tanto la zona entonces provincia española, como en particular los cargos y méritos que concurrieron en la persona de su protagonista.

Tapiz en que la Virgen salva de una bala a Juan Antonio Zelaya.