Revolución de los Estancos

La población quiteña reclamaba contra un incremento de los impuestos a los licores (estancos) por parte de las autoridades coloniales, lo que transversalmente se convirtió en un conflicto entre los españoles de colonia (denominados "chapetones" en la contienda) y criollos de la ciudad.

Estas medidas eran perjudiciales para los terratenientes y conventos que producían aguardiente y para más de un comerciante evasor de impuestos; pero perjudicaban también al pueblo, que vio cómo se elevaron los impuestos al alcohol y a otros productos de consumo popular.

[2]​ Durante esta etapa la Audiencia de Quito contó con dos gobiernos paralelos: el formal de las autoridades chapetonas que debían permanecer escondidas en las haciendas o refugiadas en monasterios; y el efectivo, constituido por los aristócratas criollos designados por el pueblo como sus Diputados.

En el clímax de la revolución el pueblo pretendió nombrar Rey de Quito a Manuel Guerrero Ponce de León, Conde de Selva Florida; quien finalmente se negó a la propuesta y pretendió demostrar su fidelidad a la Corona española mediante varios actos públicos.

[1]​ Finalmente, y tras varios meses de un poder dual, la paz se restableció cuando la Audiencia ordenó el destierro de los hombres españoles solteros, y el Virrey de Nueva Granada ratificó la supresión del estanco y la aduana.