Fue ascendido al grado de subteniente, y quedó durante años en reserva en la capital, mientras se iniciaba la guerra de independencia.
[2] Durante los años siguientes participó en los complejos combates de la guerra gaucha a la que las Provincias Unidas del Río de la Plata debe en parte haber mantenido su independencia.
Se reincorporó al ejército provincial porteño en 1829, tras el golpe de Estado de Juan Lavalle contra el gobernador Manuel Dorrego; a órdenes del primero luchó contra las fuerzas de Juan Manuel de Rosas y terminó exiliado en el Estado Oriental del Uruguay tras la victoria federal.
[4] Regresó a Buenos Aires tras la batalla de Caseros, y nuevamente estuvo al frente de fuerzas defensivas durante un sitio, esta vez por parte del general federal Hilario Lagos.
Fue su última actuación militar, y durante los años siguientes figuró como jefe del "batallón pasivo" de la Guardia Nacional.