José Jiménez Ángel (c.1656-1725) fue un pintor barroco español natural de Toledo.
Según la carta de aprendizaje, firmada por su madre, María Fernández, viuda de Juan Jiménez Ángel, el joven aprendiz contaba dieciséis años y se comprometía a permanecer con el maestro los próximos cuatro años, aunque antes de cumplirse ese plazo consta que se encontraba en Madrid con 400 reales entregados por su madre «para que le enseñasen el oficio».
[3] La dote que la viuda de Torres aportaba al matrimonio era elevada e incluía numerosas pinturas, entre las que sobresalían una Inmaculada de Claudio Coello, un retrato de anciano de Juan Bautista Maíno y una cabeza atribuida a Tiziano.
[5] En los años siguientes Jiménez Ángel recibió nuevos encargos del ayuntamiento: en 1698, con el ensamblador José Machín se ocupó de los arcos triunfales con que la ciudad recibió a los reyes, y en 1700 trabajó en la pintura de un óleo de grandes dimensiones conservado en la escalera del ayuntamiento, conocido en la documentación como la legua y sus cotos, en el que representó topográficamente los límites jurisdiccionales de Toledo, para ser presentado en un pleito que la ciudad sostenía en la Real Chancillería de Valladolid contra los religiosos del convento del Carmen.
[1] También se conservan en el claustro del Colegio de Doncellas Nobles para el que fueron pintados en 1715 los lienzos de Santa Bárbara, Santa Librada, Santa Leocadia y la Virgen de los Remedios con colegialas, en las que se han visto posibles retratos, y de 1725, en fecha próxima a su muerte, un apostolado de medias figuras guardado en el Museo de Santa Cruz, copia literal y en algún caso invertida del apostolado pintado en 1613 por Anton van Dyck, grabado por Cornelis van Cauckercken.