Murillo contaba solo con unos mil hombres y para evitar deserciones se situó con el grueso a las afueras, en la localidad de Chacaltaya en los altos de La Paz, dejando a Pedro Indaburu con una compañía en la ciudad.
Detuvo a los dirigentes revolucionarios que permanecían en la ciudad, entre ellos a los patriotas Jiménez, Medina, Orrantia, Cossio, Rodríguez, Iriarte y Zegarra, y al día siguiente alcanzó a ejecutar a Pedro Rodríguez, condenado por un consejo compuesto por el alcalde Diez de Medina, el edecán de Goyeneche Miguel Carrazas, Indaburo y el asesor Baltasar Aquiza.
Castro, Victorio Lanza, Mariano Graneros y Sagárnaga, entre otros patriotas, se retiraron con algunas fuerzas sobrevivientes a las Yungas.
Castro se hizo fuerte en Coroico, Sagárnaga en Pacollo, y Lanza en Chulumani.
Tristán envió a Goyeneche las cabezas de Victorio Lanza y Gabriel Castro.