Al creer que Velasco lo quería confinar en la Villa Real de la Concepción, huyó a Buenos Aires, donde informó erróneamente sobre la situación política en aquella Provincia.
En 1792, al vencer el periodo de cinco años que duraba ese cargo, Alos y Brú elevó nuevamente una terna al virrey Nicolás Antonio de Arredondo.
Pasando por arriba del gobernador, Espínola escribió al virrey auto elogiándose y declarándose merecedor de dicho cargo.
Espínola continuó así como subdelegado cinco años más pero en el año 1800 se le siguió un expediente por problemas de conducta produciéndose su traslado a la Villa Real de la Concepción como comandante.
En 1794 atravesó el territorio del Chaco hasta la provincia de Salta retornando por el mismo camino.
El siguiente paso fue nombrarlo como su enviado para obtener la adhesión del Paraguay.
A Espínola le otorgaron además el nombramiento secreto de comandante general del Paraguay.
Pasó ese mismo día a La Bajada en donde obtuvo la adhesión del alcalde de hermandad.
Espínola no acató la orden de dirigirse a Concepción pero aparentando cumplirla aprovechó para dirigirse río abajo hasta hallar su barco frente a Villa Franca y se embarcó con sus dos hijos, el comandante de Villa Franca, un cañón y las armas que había en esa villa.
Velasco despachó el 10 de julio en su persecución 12 hombres al mando del teniente Rafael Zavala Rodríguez Peña.
[10] Somellera sostuvo que "no había un viviente más odiado por los paraguayos".
Su cabeza "puesta en una pica fue paseada por los caminos y presentada a Velasco: tal era la odiosidad que esta familia inspiraba".