En 1928 viajó a Europa, donde estuvo en contacto con André Breton, Carlos Pellicer Cámara, Samuel Ramos y Agustín Lazo.
Jorge Cuesta sufría crisis de paranoia, y estuvo en diferentes centros clínicos.
[2] Recaía en una crisis de paranoia que había superado dos años atrás en el Hospital Mixcoac.
El día de su muerte, periódicos locales dieron la noticia con encabezados que decían: «Suicidio y castración.
Otras fuentes escritas recogieron la noticia de manera más lacónica: «Loco y poeta.
René Tirado recuerda que una noche, en un café, Cuesta dejó escrita la siguiente frase en un papel:[4] «Porque me pareció poco suicidarme una sola vez.
Su poesía es descarnada, racionalista, utiliza como temas la ansiedad, el pesimismo, la vejez, la muerte, el equilibrio, etcétera.