Él entonces pasó tres años como un inversionista del Wall Street.
Obviamente aprendió mucho de este contratiempo, como la producción de la compañía fue en su mayor parte excepcional y financieramente gratificante, con tales otras películas a su crédito como The Howling, Chariots of Fire, Local Hero, Gandhi, The Killing Fields y The Dresser.
Él desarrolló una reputación como un astuto y hábil financiero.
Él renunció a la empresa en 1984, pero regresó un año más tarde para tratar de rescatarla financieramente.
Eberts detalló la catástrofe en su autobiografía de 1990, My Indecision is Final: The Spectacular Rise and Fall of Goldcrest Films (Mi indecisión es definitiva: el espectacular ascenso y caída de Goldcrest Films), (coescrita con Terry Ilott).